en las frases que salieron de mi garganta,
expirando el aire que salía aquel día de tu boca,
como el último tacto.
La última vez que tu voz chocó con la mía como dos meteoritos
recuerdo que había humo,
y el sol se había parado a observar el universo.
Faraday no sabía que hablaba del hilo conductor de tu pecho sobre el mío,
...de electromagnetismo.
De las barillas del reloj marcando las cinco en punto,
de ti teniendo que irte.
Voy a guardar nuestra historia en mi jaula,
a salvo de campos magnéticos,
sin tiempo ni espacio
ni dolor en el pecho,
esperando a que un día pases por allí como hace tiempo,
y expirando el aire que salía aquel día de tu boca,
como sin tiempo ni espacio,
como en el último tacto
siga tu recuerdo intacto en mi jaula de Faraday.
Como las ruffles
ResponderEliminarYa no están en la jaula, los has dejado libres, mezclados entre palabras, aquí.
ResponderEliminarCada aurora boreal tiene un lenguaje distinto.